Conferencia Córdoba 2025

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PRÓLOGO

Desde que la magia tocó mi vida por primera vez, comprendí que este arte exige entrega absoluta, estudio constante y una pasión que no se negocia. Estas notas, reflexiones y recomendaciones nacen de un camino recorrido con amor, esfuerzo y dedicación. Las comparto con la esperanza de que iluminen, acompañen o provoquen nuevas rutas en quienes decidan adentrarse en este universo.
El Gran Bronzini

INICIOS, CONSEJOS, RUTAS A SEGUIR, O NO…

Siendo un niño, ingresé por una pequeña rendija al universo del ilusionismo gracias a un libro de magia. Vivía en una ciudad del interior de Argentina, en una época en la que resultaba muy difícil comunicarse con otros magos (mediados de los años setenta del siglo XX). Mis conocimientos llegaban a través de los pocos libros que podía conseguir y de apariciones televisivas de magos como Fantasio, Mac Rubens, Zergio Taján, Víctor Cantero, Oscar Keller y René Lavand, todos ellos con estilos personales y exquisitos.

La falta de contacto directo me obligó a ser deductivo. Sin darme cuenta —era un niño de diez o doce años— aprendí a pararme de tres cuartos frente al público, a cargar de frente, a aplicar la economía de movimientos y a presentar magia de escena, magia general y manipulación. Era la moda, y yo la admiraba.

Los libros guiaron mi vida: me permitieron desarrollar mi fantasía y fabricar mis artilugios. A mediados de los ochenta llegaron a mis manos libros de teoría mágica que cambiaron mi vida y mi manera de entender el arte.

Soy un amante de la magia y un autodidacta. No tuve profesores físicos. Mi pensamiento es ecléctico porque aprendí a valorar distintos recursos y formas de ver y amar la magia.

Por esta razón, muchos amigos —principiantes, aficionados o profesionales— suelen preguntarme qué libros leer o cómo comenzar este camino hermoso. Conociendo mis límites y mis preferencias, les doy mi punto de vista —siempre discutible— que comparto ahora con vosotros.

Si pudiera empezar de nuevo, ahorraría tiempo con un aprendizaje planificado. Para técnicas cartomágicas recomiendo “Técnicas Cartomágicas Avanzadas” de Hugard y Braue; también “Cartomagia Fundamental” de Vicente Canuto, claro y con rutinas impactantes. Pero el que llena mi corazón es el “Gran Escuela Cartomágica” de Roberto Giobbi: impecable en técnica, teoría, pedagogía, claridad y humanidad. Es perfecto.

Para numismagia, “Magia con Monedas” de J.B. Bobo es la Biblia del tema.
Para magia de cerca, “Magia de Cerca” de Lewis Ganson: oro en polvo.
La obra pilar de la magia es el “Curso de Magia de Tarbell” de Harlan Tarbell: estudio para toda la vida.

En mentalismo, “Trece Escalones del Mentalismo” de Corinda es la Biblia absoluta.
Kaplan, con “El Arte de la Magia”, ofrece rutinas terminadas y perfectas en todas las ramas.
La colección “Light” de Giobbi aporta cartomagia visual, directa e impactante.
Los libros del padre Ciuró marcaron mi adolescencia: escribió todo.
“Aventuras de 51 magos y un fakir” de Idígoras es ameno y valioso.
La teoría más clara se encuentra en los tomos 2, 3 y 5 del “Gran Escuela Cartomágica”.
Para comprender la magia desde un análisis profundo, los volúmenes de “La Magia de Ascanio” son incomparables.

Como posgrado permanente, los libros de Dai Vernon nunca dejan de aportar “novedades”.
Los libros de Tony Slydini enseñan método, rigor y adaptación.
“52 Amantes a través del espejo”, de Pepe Carroll, es magia profesional con estructura perfecta.
En “El Libro de las Maravillas”, de Tommy Wonder, se revela la sensibilidad y el ingenio de un artista inmenso.
“La Belleza del Asombro”, de René Lavand, es vida y obra de una leyenda viviente.

Y como frutilla de la torta, para leer, releer, analizar, anotar, ensayar, presentar y volver a leer durante toda la vida: los libros de Juan Tamariz. Un genio adelantado cincuenta o cien años, un faro, un maestro que ilumina y desestructura nuestra existencia.

CONSIDERACIONES SOBRE LA MAGIA EN GENERAL Y EL MENTALISMO EN PARTICULAR

El Arte es comunicación: el puente entre el universo interior del artista y el mundo exterior. La magia es el arte de hacer posible lo imposible. Como todo arte, es artificial; ahí radica su significado.

El efecto mágico siempre fascina intelectual y emocionalmente al público. Esto implica que todo efecto mágico contiene un nivel “mental”, y en consecuencia muchos de ellos pueden presentarse como fenómenos de mentalismo.

El mentalismo es una rama de la magia que abarca aquellas experiencias que el artista–mago realiza gracias al desarrollo, fingido o actuado, de diferentes fenómenos psíquicos dentro de un espacio escénico. Estos pueden incluir telepatía (transmisión de pensamientos), precognición (anticipación de hechos), clarividencia (visión de lo oculto) y telequinesis (movimiento de objetos mediante fuerza psíquica). También pueden manifestarse fenómenos de hipnosis, cumberlandismo, lectura muscular, mnemotecnia o capacidades matemáticas extraordinarias.

El mentalista suele anunciar al público el objetivo del experimento —adivinación, predicción, clarividencia, etc.— utilizando palabra, guion, gestualidad y una presentación que genera una tensión inusual. Esta tensión se resuelve en un clímax que produce asombro emocional e intelectual.

Es una disciplina que se apoya más en la construcción del personaje, la habilidad psicológica, los métodos sutiles e invisibles y la lógica escénica, que en la destreza manual. La mayoría de los efectos de percepción extrasensorial son, en esencia, adivinaciones. La manipulación del tiempo —objetivo o subjetivo— permite presentarlas como clarividencia, telepatía o predicción, siendo esta última, por su vínculo con el futuro, la más impactante.

Cuanto menos llamen la atención los instrumentos utilizados, mayor será la sensación de estar ante un fenómeno único. En magia y mentalismo, menos es más: el minimalismo potencia la imposibilidad. La naturalidad en los movimientos, la cadencia, los silencios, la variación de la voz, el control de la atención, la estructura lógica de la rutina y del show completo determinan el impacto mental y emocional en el público.

EPÍLOGO

Nada de lo que aquí comparto pretende ser ley, fórmula ni camino obligatorio. Es, simplemente, la huella que dejó en mí una vida dedicada a este arte. Que estas palabras acompañen, desafíen o inspiren tu propio viaje. La magia crece cuando se comparte, pero solo florece en quienes la estudian con honestidad, rigor y alegría.
El Gran Bronzini

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